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sábado, 2 de abril de 2016

CHARLAMOS CON MARÍA LUISA PINO CON MOTIVO DE LA PUBLICACIÓN DEL LIBRO "DETRÁS DE LA CLAQUETA"



  Entrevista a María Luisa Pino

La Biblioteca del Cine Fantástico tuvo el placer de charlar con María Luisa Pino,montadora y técnico de efectos especiales y de maquillaje, con motivo de la publicación de "Detrás de la claqueta". En el libro nos encontramos ante una extensa y entretenida visión de las entrañas del mundo cinematográfico a lo largo de mas de cuatro décadas. 

    ¿Cómo surge la idea de publicar el libro Area 51 , editorial que dirigen Domingo Lizcano y Antonio Garcinuño?

   La idea de editar mi libro por Area 51, viene de la amistad que tengo con D. Lizcano y A. Garcinuño (han sido colaboradores míos en trabajos varios). Ellos conocían mi pensamiento de editar el libro y se ofrecieron para hacerlo por mí.

¿Cómo está confeccionada la obra? ¿Cómo unas memorias sobre tu vida profesional en los rodajes contados en primera persona o tienes conversaciones con otros interlocutores a través de entrevistas?

    Está escrito en primera persona y básicamente he recopilado parte de mis recuerdos y vivencias,  recuperando solo, lo que por una razón u otra me llamó la atención en su momento. En mi vida profesional ha habido muchas películas, muchos trabajos para televisión, museos etc. En el libro solo hablo de lo referente a películas que a mí, me  parece puedan interesar.

Acciones como la de Domingo Lizcano y Antonio Garcinuño por sacar a la luz los trabajos realizados años atrás por nuestros técnicos en efectos especiales son muy plausibles, ¿tienes la sensación que durante los últimos años poco a poco hay un especial interés en el mundo del cine español por  reivindicar como se merece la labor de técnicos del maquillaje y de los efectos especiales españoles que desempeñaron su labor en décadas pasadas?

    En lo referente a si hay que reivindicar o no, el trabajo de técnicos(en general) de cine, pues no sé que decir al respecto. Nunca me he planteado si merecemos ninguna atención especial por parte de nadie.




La obra es un homenaje a María Luisa Pino, pero también  a un colectivo de nuestro cine que muchas veces ha sido injustamente olvidado. Es uno de los primeros libros que se escriben en nuestro país sobre los profesionales de los efectos especiales.

     La obra no creo que sea ningún homenaje a nadie y menos a mi misma. Yo escribí el libro porqué me gusta escribir y en cierto modo, porqué podía contar algo, a veces divertido, otras no tanto.

En tu opinión ¿por qué en España a diferencia de otros países, no se han valorado de igual forma a los técnicos como tú como al resto de integrantes del staff técnico a diferencia de lo que ocurre en otros países de nuestro entorno?

     No estoy segura que en otros países se valore más a los técnicos que aquí, yo creo que más o menos igual. No somos dioses, no salvamos vidas, solo somos gentes que tuvieron la suerte de caer en este mundillo y cada uno lo aprovechó como quiso y pudo.

   ¿Te ha sido difícil, poner en orden todos los recuerdos de los muchos rodajes en los que has colaborado para plasmarlos en papel?

  Para mí, ha sido fácil plasmar todo lo que quería decir y escribirlo en el ordenador. No me he cortado en nada y solo he pedido opinión a algún amigo que otro, por si me había puesto muy pesada contando esto o aquello.



En el blog http://historias-cinematograficas.blogspot.com.es pudimos disfrutar hace años de muchas anécdotas sobre tus trabajos, ¿consideras este blog el embrión del ensayo que ahora se edita?

    Por supuesto el nacimiento del libro, se debe a los escritos que hice para el blog Historias-cinematográficas. Así como el escribir en éste, se debió a que un día buscando en Internet algo sobre los estudios CEA, tropecé con el blog, les puse un comentario, me contactaron y empecé a colaborar con ellos.

Además de servir como un libro de memorias, ¿describes como realizabas ciertas soluciones en los rodajes relacionadas con maquillajes o efectos especiales? ¿Puede servir por tanto la obra como material didáctico para los que se quieran acercar al mundo de los efectos especiales?

    En varios momentos del libro, describo como hicimos esto o aquello, como solucionamos problemas sobre la marcha y cosas semejantes. No se si puede servir de algo el que lo explique o no. Realmente el mundo de los efectos especiales, es complicado, yo diría que hay que tener en cada momento un cóctel de ideas; creatividad, curiosidad y atrevimiento de tirar para adelante en medio del más absoluto caos. Por supuesto que hay técnica y esta se aprende, pero el resto, es como en el mundo del circo, el más difícil todavía. Lo peor es que casi nunca repetimos los inventos, por lo cual siempre es la primera vez y siempre te la juegas.

Durante todos los rodajes has llegado a reunir un amplio archivo personal que entendemos será también uno de los platos fuertes de libro, el poder disfrutar de las fotografías de los rodajes y las relacionadas con los efectos especiales en los que has participado. ¿Ha sido una selección exclusiva tuya? ¿Qué podemos encontrar entre las 200 fotografías que forman parten del libro?

    Las fotos las escogimos juntos mis editores y yo. Tengo montón, yo sola hubiera sido incapaz de hacer una selección, entre otras cosas porque una gran mayoría, para mí, no eran interesantes. Esto es por mi incapacidad de valorar algo, que yo he juzgado siempre como los recuerdos de cualquier persona de a pie. Y ¿que vais a encontrar en ellas? Pues eso, recuerdos, de alguien que estuvo Detrás de la claqueta.

A una corta edad, comienzas como meritoria de montaje en el mundo del cine. ¿En qué medida influyó a tu incorporación al mundo del cine el hecho de que parte de tu familia trabajaba en ese campo?

    Mis comienzos como aprendiz de montaje en el mundo del cine se debieron exclusivamente a que no quería estudiar y que siendo mi padre dibujante de los estudios CEA, yo sabía que existía ese mundo, y quise pertenecer a él. A éste pude acceder sin ningún problema  de la mano de mi padre y de sus amigos montadores.




Después de dos décadas abandonas la mesa de montaje y decides dar el salto a especialidades como el maquillaje y posteriormente a los efectos especiales. ¿Cómo se produce este cambio?

    El salto de montaje a efectos especiales,  se debe únicamente a que me casé con Colin Arthur, al que conocí en Almería en una de tantas ocasiones que rodábamos una película allí. Yo estaba en montaje, él en maquillaje de efectos y comenzamos una amistad. Con el tiempo nos casamos y  fue entonces cuando pensé que raramente estaríamos juntos, si yo seguía mi vida profesional a mi aire y él la suya. Cada uno en un país distinto y coincidiendo solo a veces o nunca.

Te  casaste con Colin Arthur ¿cómo lo conociste?, ¿Ha sido difícil desarrollar tu carrera profesional junto a alguien tan cercano a ti como Colin?

     De nuevo comencé de aprendiz con él y paulatinamente fui dejando montaje hasta cortar del todo con la moviola. Fue difícil empezar de nuevo desde abajo, especialmente porque cambiaba  ser alguien visible en mi profesión, por ser la mujer de...

Los técnicos de efectos especiales desarrollan un apasionante trabajo recluidos muchas veces del equipo dispuestos siempre a dar soluciones novedosas para el rodaje de escenas a los responsables de cada film. Aunque puede resultar estresante esta forma de trabajar ¿es este hecho lo más interesante de esta profesión?

    Todo se supera y poco a poco fui aprendiendo, sin ningún privilegio, igual que cualquier otro principiante, y me adapté a una nueva profesión sin más. Con el tiempo dejé de ser una sombra.
    Sí, creo que a los que trabajamos en efectos especiales, nos va la marcha. Y sí, cuanto más difícil se pongan las cosas, más te gusta sacar adelante las ideas más absurdas. Pero te estresas hasta el infinito, a veces no duermes, otras no comes. Todo tiene un coste y al final de los años pagas: a veces con la salud, otras te  arruinas, otras, terminas con la pareja...

¿Durante los primeros años de tu carrera, fue muy complicado trabajar en una profesión donde las mujeres tienen una pequeña representación? ¿Fue muy complejo introducirte en el mundo de los efectos especiales rodeada de un mundo lleno de hombres?

    Vamos a ver. Algo que nunca he sentido, es el que hubiera ningún tipo de discriminación entre hombres y mujeres, tanto en montaje, como en efectos especiales. Solo hay una cosa, gentes más inclinadas o más idóneas, para hacer esto o aquello. Por ejemplo en España, siempre ha habido montadores y montadoras por igual, nada que ver con el sexo, solo preferencias de cada uno o una. En Francia e Italia, suele haber más mujeres que hombres en esta disciplina. En efectos especiales, es al contrario hay más hombres que mujeres, ¿por qué?. Pues porque es más duro, más incomodo. Poniendo un ejemplo: Si tienes que manejar un molde de escayola de gran tamaño, de tal o cual criatura, pues yo personalmente, dejaba que esto lo hicieran los tíos, que son más fuertes. Y si toca soldar estructuras de las criaturas, pues conmigo que no cuenten. Si hay que enguarrarse, cosa que siempre ocurre, pues ellos no llevan las uñas pintadas y no van a protestar tanto.
     Por el contrario en maquillajes de caracterización, no encuentro que haya ninguna razón para que no lo hagan unos y otras. Lo dicho anteriormente, es un ejemplo estúpido, que hago para daros una idea de que la discriminación, tal como yo la entiendo, es algo que en mi mundo, no he conocido.

Tu extensa filmografía alcanza más de 100 proyectos que han transcurrido en igual medida entre el cine español y por otro lado las  más  producciones extranjeras en las que has participado, que han ocupado gran parte de tu filmografía. ¿Qué teníais los técnicos españoles que eran reclamados por numerosos rodajes alrededor del mundo?

    Pues supongo que teníamos ganas de trabajar y conocer mundo. Por supuesto que a los que nos reclamaban era por algo más. Entrega, seriedad, y una buena preparación, aparte de conocimientos del inglés, el idioma que se maneja internacionalmente.




Durante la década de los setenta, tuviste la oportunidad de trabajar con Ray Harryhausen en rodajes como Furia de Titanes, Jasón y los argonautas, El viaje fantástico de Simbad
Simbad y el ojo del tigre, ¿en qué consistía tu labor en estos films? ¿Qué recuerdo tienes de trabajar con él?

    Mis recuerdos de Ray Harryhausen son entrañables. Era un personaje amable, cariñoso, siempre supo mi nombre y lo que hacía. En las películas suyas, estuve como ayudante de montaje dentro del equipo británico.

En los ochenta trabajaste como montadora, maquilladora o realizando efectos especiales para los productores de la Canon, Menahem Golan y Yolan Globus, en diversas producciones como 'La manzana' (1980) o títulos como 'Allan Quatermain y la ciudad perdida del oro' (1986) ¿pudiste tener un contacto directo con ellos? ¿Cómo era trabajar para estos productores tan particulares?

    La película La manzana, se rodó en Berlín. Yo estaba en montaje, con un equipo de: montador judío americano, dos ayudantes venidos de Israel, otra ayudante alemana y yo misma. Una pesadilla la mezcla de gentes. Menahen Golan... Sí, le traté un poco. Sin problemas conmigo. Las dificultades las tenían entre judíos y alemanes. No se soportaban.
    En Quatermain, más de lo mismo, la combinación de gentes, razas etc. era casi letal. No para Colin y para mí, nosotros éramos neutrales. En esta película trabajaba para efectos especiales y maquillaje. Mi marido era el jefe. Las relaciones con los de arriba, a nosotros tampoco nos afectaron, aunque a mí, personalmente, a nivel humano, me dolía ver la clasificación de castas.




Uno de los trabajos en los que tuvisteis más implicación fue en un clásico de los ochenta como es La Historia Interminable. ¿Cuál de los efectos, escenas o criaturas en los que has sido partícipe en su creación les tienes un especial cariño?

    De la Historia Interminable tengo especial cariño a Fujur, es más, lo siento como a un hijo. Estuve con él desde su nacimiento y  ayudé en su venida al mundo activamente. Su gestación y puesta a punto, duró meses, y meses...Otro personaje al que también amo, infinitamente, es al Comepiedras. De todo ello hablo en mi libro.

Tuviste también la oportunidad de colaborar con otro de los grandes productores de la historia del cine, Dino de Laurentis, ¿cómo era como trabajar con este cineasta?

    Uf!!! Dino de Laurentis!!! Complicado decir que pienso de él. En Conan, con quién tuve contacto y mucho, fue con Raffaela de Laurentis, era la que llevaba todo (en apariencia). Ella me gustaba, el padre menos. En Hoollywood, entró una mañana en montaje, para no salir en semanas, y aquello dejó de ser estimulante. Con lo que me las arreglé para regresar a Europa antes de terminar el montaje definitivo. Odio repetirme, pero hablo de estas cosas en el libro. De lo que no hay duda es que de cine, sabía más que los ratones coloraos.

España, se convirtió en décadas pasadas en un auténtico plató cinematográfico para producciones de todas las nacionalidades. ¿Para los profesionales técnicos del cine que hablaban inglés sirvió como una oportunidad única de trabajar en estas producciones?

    Por supuesto que el hablar inglés, nos llevó a trabajar con las producciones que rodaban en España. Yo recuerdo, en Cervantes, que tuvieron que ponernos un interprete, para manejarnos, con los Salkind, abuelo, e hijo, y algún otro componente del equipo. El nieto, Illya Salkind, también venía a montaje, aunque solo era un adolescente en vacaciones. Entonces mi inglés era todavía de colegio e insuficiente y necesitábamos ayuda. Pero el idioma no lo es todo, hay que saber de que va el trabajo, y lo ideal es conocer ambos, pues las traducciones de los intérpretes, hasta pueden ayudar a producir más caos del que tenemos habitualmente, por su desconocimiento del tema.

Dejando al margen la disponibilidad de tiempo y medios económicos, ¿qué diferencias principales encontrabas a la hora de desarrollar tu trabajo en este tipo de producciones de Hollywood frente a las producciones europeas más modestas?

    Las diferencias entre  las producciones de Hollywood y las de aquí, residen esencialmente en que no te cuestionan. Ellos cuentan con que tienen al mejor, y como tal, te tratan, y si pides la luna, te la dan, pues saben que lo que pides, es porque será necesario para tu trabajo. Con ellos, te sientes valorado y respetado. Al menos así lo he percibido yo. Pero claro, estoy hablando de grandes producciones en general, las otras, pues no tengo criterio para juzgar.

Has participado en producciones con todo tipo de presupuestos, llegando incluso a trabajar en  títulos como 'El imperio del Sol' para uno de los grandes directores de la historia como es Steven Spielberg, ¿en qué consistía tu labor en esta producción? ¿Qué recuerdos tienes del rodaje?

    En El Imperio del sol, solo estuve ayudando en maquillaje los días que había mucha figuración. Poniendo vendajes, sangre...esas cosas. Mi marido estaba en el extenso equipo de maquillaje y cuando había que echar una mano, me pedía que fuera. Recuerdos...Pues como en este tipo de producciones, la parafernalia, puesta en escena y el buen hacer de los técnicos. A Spielberg le recuerdo escondido  siempre detrás de sus gafas de sol. Evitando el posible asedio del contacto visual con la gente.

A mediados de la década de los ochenta, el cine de género en España entra en recesión ¿Cómo afecto la ley Miró al trabajo de un técnico de efectos especiales como tú? 

   No tengo ni idea de cómo afectó la ley Miró. Yo seguro que andaba por otras latitudes.



Recientemente has participado en el documental Luis Esquinas  "Simón´s Jigsaw", que sirve de  homenaje a Juan Piquer Simón, todo un referente en nuestro cine fantástico patrio, ¿en qué películas participaste con Juan? ¿Cómo recuerdas esta última etapa de tu carrera?

    Con Juan Piquer hicimos La grieta y más tarde La mansión de Chutlú. Digo “hicimos” porque en aquella época, fue cuando Colin y yo, empezamos a volver a España, abrimos la Dream Factory  y comenzó nuestra etapa de empresarios, absurda y ruinosa. Esto fue porque nos pedían hacer un paquete con el presupuesto de todos los efectos de la película, incluidos nuestros empleados, materiales y estudio. En la primera, no se perdió dinero, en la segunda, desastre total. A partir de aquí, trabajábamos donde fuere y en lo que fuere. Teníamos empleados a los que pagar cada semana, y como decía al principio de la entrevista, además del cine, empezamos a colaborar con programas de televisión, teatro, hacíamos muñequitos o decorados para grandes almacenes. Pasacalles para algún ayuntamiento, reproducciones para museos y un largo etc. Todo para seguir teniendo empleados. Y aunque estaba en activo, yo trabajaba escondida en nuestro estudio, tratando de casar las cuentas, que no salían la mayoría de las veces. Y poco a poco, a finales de los noventa, llegó el ocaso de los dioses.
     Volviendo a lo de Piquer, la relación que tuvimos con él fue siempre magnifica. Nunca hubo problemas absurdos que resolver. Él sabía que con los presupuestos que se manejaban aquí, no había más remedio que adaptarse. Y el trabajo salía y bastante bien. Añoro sus charlas, y su gran humor, ácido e irónico. 




A todos nos viene al recuerdo, tus trabajos para grandes películas en  Conan el Bárbaro , La historia interminable o La grieta, donde podemos vemos grandes efectos relacionados con criaturas sobrenaturales que pueden resultar muy complejos. No obstante, en ocasiones la dificultad de un efecto especial radica en la complejidad que entraña en simular la realidad ¿cuáles son los efectos que más esfuerzo te costaron llevar a cabo relacionados con esta simulación de la realidad?

     En Conan yo estaba en montaje. Las dificultades de los efectos, las tenían otros. En La historia Int. (la uno y la dos), había todos los problemas del mundo, que se resolvían, dejándonos la piel, claro, pero salíamos adelante. Imposible de resumir aquí. Creo que para que un espectador piense que lo que ve es una criatura real, lo importante es que en la escultura donde comienza todo, haya alma y esa, la pone el artista que la crea. Sin ese toque mágico...difícil.
     En mi libro (de nuevo), hablo, cuento y cotilleo, sobre estas cosas. ¡No vais a tener más remedio que leerlo! Por otro lado, lo que parece más sencillo de hacer, resulta lo más complicado. Yo recuerdo muy bien unos cuantos “sufrimientos” en secuencias de varias películas que en apariencia, eran facilonas. Como hemos quedado que vais a hojear Detrás de la claqueta, allí lo veréis todo.

¿Consideras que los efectos digitales han podido desplazar a los técnicos especializados en los efectos físicos? ¿O son complementarios?    Los efectos digitales, son complementarios a los nuestros de siempre. Es verdad que han sustituido bastante a los tradicionales, pero siempre habrá alguien que tuvo que modelar algo, por pequeño que sea, para tener una base en que apoyarse y si no es así, este u otro efecto digital, carecerá de esencia, de alma.



Para finalizar te pedimos que recomiendes a nuestros lectores algún libro relacionado con los técnicos de efectos especiales de nuestro país.

    Pues no tengo ni idea, no puedo recomendar ningún libro sobre esta materia, con la excepción del de Los alquimistas del 7.arte. Realmente no sigo este tipo de lectura. Para mi es un pasado, muy pasado, con un modo de vida del cual me siento orgullosa,  especialmente por las gentes que tuve la suerte de conocer y de tratar. El bagaje humano que he acumulado, es lo más valioso que tengo. Lo demás. No tiene importancia. Y como decíamos en La historia interminable.
    Es otra historia.

  María Luisa Pino  Marzo 2016.


Las fotografías pertenecen al archivo personal de María Luisa Pino y fueron publicadas anteriormente en el Blog  http://historias-cinematograficas.blogspot.com.es 

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Pedidos: Area51ediciones@gmail.com

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