RESEÑA DE "ESPAÑA, PLATÓ DE PESADILLAS. TERRITORIOS CINEMATOGRÁFICOS DEL HORROR"
La bibliografía disponible en España sobre localizaciones cinematográficas, especialmente en el ámbito del cine fantástico y de terror, ha sido tradicionalmente escasa. Durante décadas, los aficionados han tenido que recurrir a fuentes dispersas, blogs especializados o publicaciones extranjeras para rastrear los escenarios reales donde se rodaron sus películas preferidas. Solo en los últimos años han comenzado a aparecer algunos títulos que abordan el fenómeno de las localizaciones desde una perspectiva general, pero casi siempre con un enfoque internacional o centrado en grandes producciones.
En este contexto, España, plató de pesadillas, escrito por Sergio Moreno Ramos, se convierte en un libro especialmente singular. Puede considerarse, con justicia, una de las primeras obras dedicadas íntegramente a explorar y documentar las localizaciones reales de películas de terror rodadas en España, poniendo el foco no solo en los paisajes, sino en la historia cultural y cinematográfica que los rodea. Su valor radica en combinar geografía, análisis fílmico y memoria del género en un solo volumen accesible tanto para el viajero cinéfilo como para el investigador. El libro comienza con una breve introducción que contextualiza la importancia del territorio español en la historia del cine de terror, señalando la diversidad paisajística que ha servido de escenario ideal para relatos inquietantes: pueblos costeros aislados, bosques frondosos, casonas señoriales, laberintos naturales y ciudades históricas.
El libro se estructura en capítulos dedicados a once películas fundamentales del cine español de terror y fantástico, desde clásicos de culto hasta éxitos contemporáneos. Cada capítulo combina sinopsis, análisis, curiosidades del rodaje y, sobre todo, una localización detallada de los lugares donde se filmaron las secuencias más emblemáticas.
El día de la bestia, rodada principalmente en Madrid, utiliza la capital como un auténtico escenario apocalíptico. Entre las localizaciones destacadas se encuentran el Edificio Capitol en Gran Vía, diversas calles del centro, las Torres KIO, donde se desarrolla el clímax, y entornos del barrio de Vallecas. El capítulo analiza cómo la ciudad se convierte en un personaje más, reflejando la vorágine caótica que acompaña la trama.
¿Quién puede matar a un niño? se filmó en localizaciones costeras y rurales, incluyendo Menorca, Granada y Sitges. El contraste entre la belleza mediterránea y el horror narrativo contribuye a crear una atmósfera inolvidable, donde el entorno natural se convierte en un elemento central del terror.
Tesis, uno de los grandes títulos del thriller universitario español, se rodó en la Universidad Complutense de Madrid (Facultad de Ciencias de la Información), varias viviendas y pisos de Madrid usados como interiores, y estaciones de metro y túneles urbanos. El capítulo describe cómo los espacios cotidianos se transforman en escenarios amenazantes sin necesidad de artificio.
La residencia se rodó en Comillas (Cantabria) y combina exteriores de la localidad con estudios y decorados interiores que recrean el internado. Se destaca el aire gótico y opresivo, poco habitual en el cine español de la época.
El laberinto del fauno utilizó localizaciones naturales y construcciones adaptadas en Belchite, combinando bosques, ruinas y escenarios rurales transformados artísticamente para crear la atmósfera mágica y oscura característica de la película.
Dagon: La secta del mar se filmó casi íntegramente en Combarro (Pontevedra), un pintoresco pueblo marinero que el equipo artístico transformó en un lugar inquietante y perturbador. Además, se utilizaron la ría de Pontevedra y pequeñas calas para las escenas nocturnas, acompañadas de fotos comparativas del antes y después del rodaje.
Las brujas de Zugarramurdi contó con localizaciones como la Puerta del Sol en Madrid para la escena inicial, Zugarramurdi en Navarra (especialmente las Cuevas de las Brujas), así como carreteras, bosques y pueblos del norte peninsular. El capítulo profundiza en cómo la narrativa se mezcla con la leyenda local.
Los otros, aunque coproducción internacional, rodó su mayor parte en España, principalmente en Las Fraguas (Cantabria), así como en valles y zonas montañosas del norte del país. La obra explora cómo la casa real se convierte en un protagonista silencioso, esencial para la atmósfera de la película.
El espinazo del diablo se rodó en Guadalajara (México) y en la Comunidad de Madrid, utilizando edificios históricos y paisajes naturales para transmitir la carga simbólica y narrativa del orfanato y sus alrededores.
El orfanato se filmó principalmente en Santander y sus alrededores, incluyendo el Palacio de Partarríu en Llanes (Asturias), convertido en uno de los lugares más reconocibles del cine español moderno. El capítulo ofrece un mapeo detallado que permite a los lectores visitar los escenarios reales.
Del mismo autor, Sergio Moreno Ramos, la editorial Anaya Touring publicó el año pasado Rutas vampíricas. Un viaje por los territorios vampíricos (Guías Singulares), una obra igualmente recomendable que ofrece un recorrido exhaustivo por los territorios vampíricos del cine y la literatura universales. Desde los castillos de Transilvania y Eslovaquia, hasta la abadía de Whitby en Yorkshire, las mansiones decadentes de Luisiana francesa, las calles de Nueva Orleans, el Forks de Crepúsculo, el París postrevolucionario, el cementerio de Père Lachaise, el Bajo Manhattan de los años 80, el gélido Estocolmo o la casba de Tánger, Moreno Ramos lleva al lector a explorar tanto lugares reales como geografía ficticia que evoca mundos que, aunque imaginarios, se parecen mucho a otros que existen.
En conjunto, estas obras consolidan a Sergio Moreno Ramos como un referente en la documentación de localizaciones cinematográficas y literarias, ofreciendo herramientas y experiencias únicas para quienes desean adentrarse en los territorios donde la ficción y la realidad se encuentran.
España, plató de pesadillas destaca por su rigor documental y atractivo visual. Las fotografías, mapas y explicaciones paso a paso permiten al lector visitar los escenarios reales y comprender cómo el cine transforma un entorno real en un territorio fantástico. Su estructura clara, enfoque práctico y dedicación al cine fantástico español lo convierten en una obra imprescindible para investigadores, aficionados al género y viajeros cinéfilos.
En definitiva, Destinos de película, publicado por Anaya Touring, se presenta como una guía imprescindible para todos aquellos que quieran descubrir los escenarios reales de sus películas de terror preferidas. Gracias a sus mapas, fotografías y datos curiosos, el lector puede recorrer las localizaciones donde han tenido lugar las películas de terror españolas más recientes. Este enfoque convierte la obra en un recurso ideal tanto para cinéfilos como para viajeros que desean combinar su pasión por la pantalla con experiencias de turismo cultural.


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